El regreso de los White Sox
Trece años después, los White Sox obtuvieron su primer triunfo en casa, pero ahora no pueden volver a perder.
Liam Hendriks se tomó unos segundos para apreciar la multitud en Guaranteed Rate Field, una eufórica fanaticada que no pudo contener sus gargantas para abuchear a José Altuve cuando los White Sox estaban a un out de impedir su eliminación ante los Astros en la ALDS.
Hendriks dio una rápida vuelta en el montículo, antes de enfocarse en las señales de su compañero de batería, el cátcher cubano Yasmani Grandal, buscando el combustible suficiente para disparar un lanzamiento que consiguiera resolver el out 27 del Juego 3. La estrategia estaba definida: Hendriks lanzó una bola rápida de 99 mph que azotó el borde exterior de la zona, suficiente para que el umpire principal, Tom Hallion, sentenciara a Altuve con el grito de… ¡strike tres!
¡Contundente victoria de los White Sox, 12-6!
Lo siguiente que vimos fue una desbordante explosión de sentimientos encontrados, y a los White Sox de Chicago celebrando su primer triunfo en playoffs jugando en casa desde que Scott Podsednik bateó un épico walk-off jonrón contra Brad Lidge, para definir el Juego 2 de la Serie Mundial de 2005 contra los Astros de Houston.
Sí, parecía un escenario perfecto para los White Sox, o al menos lo más cercano a las celebraciones de sus triunfos en Guaranteed Rate Field a lo largo de una dominante temporada regular. El equipo no jugaba un partido de postemporada en casa desde que Ozzie Guillén los guio hasta el título en 2005, y regresaron con otra victoria contra los Astros de Houston. Sin embargo, esta vez la situación es muy diferente, porque ahora los White Sox dirigidos por Tony La Russa no pueden volver a perder.
Aun así, los White Sox necesitaban una victoria para mantenerse vivos. Y, sobre todo, ganar como lo hicieron en la noche de este domingo, trayendo de regreso esa fortaleza que los ayudó a atravesar la División Central de la Liga Americana en todo el calendario de 2021. Cada uno de estos puntos fue decisivo:
1. Los grandes swings de los White Sox tomaron el control
Ahora no vamos a descubrir nada nuevo de béisbol, pero es importante decirlo: Al nivel de Grandes Ligas y en el difícil escenario de la postemporada, los equipos necesitan ser lo más productivos posible. Obviamente, no es la temporada regular, es playoffs, donde si un equipo no logra ser consistente, el destino podría resumirse a sólo 81 entradas. Casi le sucede a los White Sox, ¿verdad? Pero aún tienen vida. Y una de esas razones que impulsaron su regreso fue el despertar colectivo del lineup. En el Juego 3, sus principales fortalezas mostraron evidencias:
A) Tim Anderson y Luis Robert, primero y segundo bates, se combinaron para embasarse cinco veces y anotaron cuatro carreras, un tercio de las 12 del equipo.
B) Pito Abreu empujó una carrera, pero valió para sacudir el score, y darle la ventaja 7-6 a los White Sox en el final del cuarto inning.
C) Eloy Jiménez bateó de 3-2 con corredores en posición anotadora—se había ido de 3-0 en los Juegos 1 y 2—.
D) Yoán Moncada bateó par de hits que derivaron en anotadas, impulsado por Leury García y Andrew Vaughn.
E-F-G) Los tres bateadores colocados en el fondo del lineup, Gavin Sheets, Leury García y César Hernández, se combinaron para producir siete carreras—entre anotadas y remolcadas—.
Cuando todo el poderío se desata a ese ritmo, es difícil detener a cualquier equipo, y menos a estos White Sox. Los Astros pudieron mantener el control de cierta forma, dominando a la mitad de los bateadores que abrieron inning. Sin embargo, cuando el primer bateador de los White Sox llegó a base, hubo explosiones significativas. Carreras que se extendieron a rallys e, incluso, jugadas donde mezclaron la velocidad, como en el polémico tiro de Yuli Gurriel que rozó a Grandal y se desvió ligeramente, provocando la entrada de Robert deslizándose en el plato.
Y todo eso se combinó este domingo ante una fanaticada que no perdió la esperanza en Chicago. Por el momento, la historia continuará, y eso podría—¡sí, digo que ‘quizás’!—presionar más a los Astros.
2. Los bateadores de la tanda baja hicieron ajustes
Probablemente esta haya sido la principal clave ofensiva del juego, sin minimizar el trabajo del bullpen. Los White Sox lo necesitaban. En los dos primeros partidos, los bateadores que colocaron en los turnos del sexto al noveno, fueron brutalmente dominados: Batearon apenas de 30-3, pero ese no fue el gran problema aquí. No. Porque incluso cuando fallas, todo puede ser peor, y este fue el caso: De los 17 fallos, ¡12 fueron ponches!
Doce, una tasa de 71% o, lo que es igual, el 50% de los 54 outs que registraron los Astros para ganar los Juegos 1 y 2. Pero la historia dio un giro alentador en la Ciudad de los Vientos. Luego de que los White Sox abriera ganando por 1-0 con sencillo remolcador de Eloy Jiménez en el primer inning, los Astros le dieron vuelco al score, 5-1. Marcaron tres anotaciones en el segundo inning y dos en el tercero—cuatro de las cinco remolcadas por doble y jonrón de Kyle Tucker—. Y entonces, llegó el final del tercer capítulo. Luis Robert se embasó por boleto, Abreu se ponchó, pero Yasmani Grandal mandó un misil a 359-ft por el leftfield, tras leer un cambio de velocidad del abridor de los Astros, el diestro Luis García, uno de los novatos más destacados de la Liga Americana este año.
Eloy Jiménez entregó un rodado a Carlos Correa para el segundo out, pero sencillos consecutivos de Yoán Moncada y Gavin Sheets abrieron otra posibilidad para extender el rally. Los White Sox estaban dentro de apenas su segundo de inning con múltiples carreras ante los Astros, desde la quinta entrada del Juego 2. O sea que, en 20 innings a la ofensiva, el jonrón de Yaz estaba produciendo apenas el segundo rally de una ofensiva limitada de 19-3 con corredores en posición anotadora.
El manager de los Astros, Dusty Baker, sintió que era el momento para activar el bullpen, y su primer relevo fue el diestro que adquirieron en la fecha límite de cambios, Yimi García. Cinco lanzamiento después, Leury García agitó su bola rápida de 96.2 mph, y desapareció la pelota provocando una explosión a 436-ft por el jardín central.
¡Los White Sox le dieron la vuelta al marcador, 6-5!
“Lo hicimos de la misma manera que cuando estuvimos en Houston”, dijo el manager de los White Sox, Tony La Russa. “Los chicos estaban diciendo: ‘oye, tenemos un montón de juego extra aquí. Mucho juego. Seguiremos jugando’. Decían: ‘Voy a jugar nueve’. Es realmente un grupo de mente dura, y a veces te recompensan con un regreso así, pero así es como hemos sido. Sabemos que tenemos algo de ofensiva, y si podemos detenerlos, sabemos que tenemos un buenos brazos. A veces funciona. A veces no es así pero, lo que yo quiero decir, es que era eléctrico en ese dugout. Nadie se rendía”.
Finalmente, el rally estalló.
Leury entró al juego de 7-1, y se ponchó por cuarta ocasión en esta postemporada, tras batallar contra un cutter de Luis García en la tercera entrada. Y, bueno, quizás podríamos agregar que Dusty Baker debió haberle dado otra oportunidad a Luis García, pero prefirió buscar un cambio de perspectiva con Yimi García. Esto es sólo parte de la estrategia de playoffs que puede o no puede funcionar, en un trampolín donde ambos bullpens se combinaron para cubrir 12 ⅔ de las 17 entradas en el Juego 3: Los Astros con 5 ¹/₃ IP, y los White Sox 7 ¹/₃.
El abridor de los White Sox, el diestro Dylan Cease, fue quien más rápido explotó, tras ver a sólo 10 bateadores y disparar 44 pitcheos. Michael Kopech fue el primer brazo en el bullpen de La Russa, y entró lanzado fuego, pero los Astros manejaron su bola rápida. A pesar de que tocó las 100.8 mph y giró a 98+ rpm, Tucker bateó un jonrón impactado a 101.3 mph por el leftfield, y Alex Bregman clavó sencillo de rolling al center que igualó el juego 6-6 en el inicio del cuarto capítulo.
Esa fue la cuarta carrera producida por los Astros después de dos outs, y la anotación de José Altuve, el octavo corredor que pisaba el home de los 13 embasados por boletos en esta ALDS. En ese punto, los White Sox necesitaban un rescate del bullpen, y para su suerte, esa fue la historia que primó en el resto del partido.
3. Dominio, exquisitez… poder: El bullpen perfecto
Cuando Kopech, el primer brazo del bullpen que utilizó La Russa tras la explosión de Cease, cerró el cuarto inning con una bola rápida de 98 mph que sentenció a Yordan Álvarez, los White Sox aún parecían satisfechos. Había emoción en sus miradas mientras platicaban de regreso al dugout. Era el tipo de confianza que se refleja en el lenguaje corporal y no es difícil de notar. Obviamente, el despertar ofensivo ayudó a que el equipo pudiera tomar un segundo aire, pero necesitaban una joya de su bullpen para buscar el despegue ofensivo.
Entonces, hubo varios brazos que se unieron, y la fórmula funcionó otra vez: Ryan Tepera comenzó imponente el quinto capítulo: Sacó seis outs seguidos, con tres ponches en dos entradas. Ese salto rápido con 23 pitcheos—17 de ellos strikes—, le permitió a La Russa colocar al zurdo Aaron Bummer contra el trío de bateadores del “2-3-4” de los Astros, donde enfrentaría a Michael Brantley y Yordan Álvarez en el séptimo inning.
Bummer no sólo consiguió tres strikeouts devoradores, sino que también continuó con un cuarto ponche seguido ante Carlos Correa, quien abrió el octavo episodio por los Astros. La Russa le dio un bateador más para un duelo de zurdo vs. zurdo, y Bummer cerró su relevo de cinco outs dominando a Kyle Tucker, quien golpeó un rodado lento que salió a sólo 80 mph. Dos outs. Y entonces vino otro movimiento, con Craig Kimbrel a la colina para desafiar al líder de los bateadores de la Liga Americana, Yuli Gurriel. En cuenta de 1-2, Kimbrel se impuso. Gurriel roleteó a tercera para cerrar una de sus peores noches en postemporada, con par de ponches y un costoso error en tiro que costó una carrera.
Trabajo perfecto, ¿eh? Con los tres outs que agregó Liam Hendriks en el inicio del noveno, el bullpen de los White Sox sacó a los últimos 16 bateadores de los Astros, con 10 ponches y 19 swings sin contacto.
“Finalmente, hicimos buenos lanzamientos con dos strikes”, dijo el cátcher Yasmani Grandal, el hombre guía detrás del home en todo momento. “Esa parecía ser la historia de los dos primeros juegos, los llevaríamos a dos strikes y no podríamos deshacernos de ellos. Es una alineación de veteranos. Saben exactamente lo que quieren hacer. Pudimos hacer que persiguieran un poco más, obtener algunos cambios y fallas más, limitar el daño tanto como pudimos. He jugado contra estos muchachos antes, especialmente en la postemporada. Sé exactamente cómo lo hacen. Sé exactamente lo que intentan hacer”.
Después de obsequiar nueve bases por bolas en dos partidos, el bullpen de los White Sox lanzó un solo boleto en 7 ¹/₃ innings. “No caminamos a nadie cerca del final, y eso ayuda”, dijo La Russa. “Tiraron muchos lanzamientos de calidad. Ellos son buenos. Ves los paseos que obtienen, y si lo lanzas en la zona de strike, lo golpean. Pero si haces lanzamientos desagradables y muestras diferentes cosas, dependiendo de lo bueno que seas, puedes sacarlos. Eso es lo que hicimos. Acabamos de ejecutar un montón de lanzamientos sobresalientes”.
Creo que lo dije antes, pero hay números que vale la pena fijar, porque fueron influyentes para el éxito de los White Sox: Ocho de los 13 bateadores de los Astros que se han embasado por boletos en estos playoffs, han logrado anotar. Además, han bateado de 26-11 (¡.423!) con corredores en posición anotadora. Está claro: Si no lanzan strikes, si no pueden ir delante en la cuenta, los Astros aprovecharán las deficiencias. Y sucedió, al menos hasta el cuarto inning de este Juego 3. De ahora en adelante, veremos.
¿Fue un regreso total el impacto de los White Sox en el Juego 3?
Hay algo interesante aquí, que no se ve automáticamente cuando un lineup consigue 16 hits: El impacto de todos. Y los White Sox lo lograron anoche. Los bateadores del primero al quinto turno, produjeron de 23-8, con siete empujadas y seis anotadas. El resto, del sexto al noveno, lucieron de 18-8, con cinco empujadas y seis anotadas. Eso dice mucho, incluso aunque sabemos que los Astros tenían a su tercer abridor subiendo a la lomita y terminaron el Juego 3 con el bullpen haciéndose cargo de 5 ¹/₃ IP.
Entonces, definitivamente mi punto aquí, es que los White Sox lograron un impactante “regreso a casa” en varios sentidos: Regresó el impacto de su alineación. Regresó el trabajo efectivo del bullpen. Y, obviamente, regresó mucha confianza y esperanza de vida en una serie que los Astros estuvieron a punto de voltear completamente.
Pero aún los White Sox tienen vida. Y aún esperan continuar con su regreso, porque, ya sabes, no pueden volver a perder.
(Fotos: Twitter/White Sox de Chicago)