Una crónica dedicada a un inmortal del béisbol cubano, la leyenda Santiago “Changa” Mederos, al cumplirse este 15 de diciembre 44 años de su trágica muerte en un accidente automovilístico.
Santiago “Changa” Mederos: personalidad, corazón y clase
Curva prodigiosa, elegancia personificada, inmortalidad y legado monticular: esas son algunas de las palabras que a muchos nos hacen recordar al eterno zurdo capitalino y del team Cuba, Santiago “Changa” Mederos Iglesias.
Mencionar ese nombre, es invocar la imagen perfecta de un serpentinero con soberbia personalidad —aun sin ser ese Goliat en el box, imponente por su estatura o físico—, apasionado y acucioso por cuidar de la brillantez desde la gorra hasta los spikes. Partiendo de ese respeto por el uniforme y la lealtad infinita al juego, Changa nos demostró que con coraje, amor y tenacidad se puede hacer realidad el más improbable de los sueños dentro de un diamante de béisbol.
A día de hoy, pocos lanzadores han logrado imprimir una huella para la eternidad en el corazón de los aficionados del pasatiempo nacional cubano como consiguió plasmarlo el clásico siniestro del número “32”. Así quedó rubricado en la historia: El 30 de enero de 1969 —hace 54 años—, Changa abrumó a los bateadores camagüeyanos, dejando escrito con letras mayúsculas la hazaña de 20 ponches en un partido de nueve entradas, récord que persiguió Rolando Pastor (Occidentales) por más de cuatro años y jamás pudo firmar.
Amarrando bateadores con el lazo tenaz de su zigzagueante curva, sin la velocidad explosiva de un Braudilio Vinent o Juan Pérez Pérez —ases temibles de aquella ilustre época—, los rivales tenían que aprovechar al zurdo habanero en las primeras entradas, el único momento donde usualmente solía flaquear. En esa propia temporada de 1969, el joven serpentinero natural del municipio de Arroyo Naranjo dio un definitivo salto al estrellato: consiguió ponchar a 208 bateadores, récord que paseó de una serie a otra durante más de tres décadas.
Iniciando el siglo XXI, otro siniestro poseedor de una curva devastadora, pero pinareño y llamado Faustino Corrales, conquistó 31 años después la respetable marca de 20 strikeouts en un choque, colgándole una escandalosa dosis de 22 K a la ofensiva de Holguín, la noche del 20 de diciembre de 2000. Un año después, el prodigioso brazo derecho del espirituano Maels Rodríguez protagonizó la hazaña épica de propinar 263 ponches en la temporada de 2001, superando la marca de Changa 32 campañas después.
Con 34 años, y aún en plenitud de facultades para seguir dando gloria al deporte de las bolas y los strikes, en la madrugada del 15 de diciembre de 1979 el destino dolorosamente le puso el out final a la vida de Changa Mederos tras varios días de lucha por sobrevivir a un accidente automovilístico.
De golpe y porrazo desaparecía de la atmosfera beisbolera el hombre del “wind up” elegante, inconfundible, y los spikes relucientes. El béisbol sufría la partida de una persona genial, un amigo incondicional, como afirman quienes fueron sus compañeros y rivales en el terreno de juego. Perdíamos al atleta consagrado a su camiseta y al amor por su terruño. Al perseverante competidor que rubricó más que su honorable marca de 123 victorias y efectividad de 1.97, páginas prestigiosas en aquel llamado “béisbol romántico” de los sesenta.
No estás físicamente, pero tu grandeza beisbolera corre por las venas de generación en generación, rompiendo la barrera del tiempo al estilo único que te caracterizaba en el montículo.
Changa, tu genialidad y legado siempre perdurarán en nuestras memorias, incluso para quienes no tuvimos el privilegio de verte lanzar, porque descansas en el corazón de todos los que amamos el béisbol cubano.
Tu figura será indeleble como todo un coloso en el salón de los inmortales.