Maels vs Lazo
Maels vs Lazo, Lazo vs Maels, Maels y Lazo: Recordando la grandeza de ambos ases del béisbol cubano.
Aún me detengo a pensar cuánto habrían cambiado los números de Pedro Luis Lazo si no hubiera sido tan amante del ritmo rápido de pitcheo a lo largo de su carrera de 20 Series Nacionales en el béisbol cubano.
Si alguna vez viste a Lazo lanzar, difícilmente no recuerdes su instinto devorador: Tiraba una y otra pelota para el home, sin tan siquiera darle tiempo de pensar en la secuencia al bateador, tan rápido que incluso en ocasiones los árbitros tenían que detenerlo. Y, obviamente, junto a ese ritmo, estaba todo el efecto que traía cuando sus dedos presionaban las costuras de la pelota: Una bola rápida que subía de las 94-95 mph, un slider entre 85-89 con impresionante movimiento y, como la mayoría de los lanzadores pinareños de aquella época, el detonador de la mezcla: Su tenedor.
Un zigzagueante tenedor que en no pocas ocasiones se lo presentó a los bateadores, luego lo lanzó para retarlos, y terminaba sonriendo sarcásticamente sin que pudieran golpearlo con fuerza. Sus pitcheos rompientes eran armas letales, pero había otro efecto abrumador con el que Lazo lograba disertar sobre la lomita: Ajustaba sus lanzamientos a diferentes velocidades dentro y fuera de la zona de strike.
Todo lo que traía Lazo al juego eran cosas grandiosas, desde su imponente figura a más de seis pies por encima del montículo hasta su admirable pasión como competidor. Cada habilidad inspiraba grandeza: Movimientos rápidos, diferentes ángulos para soltar los lanzamientos y potencia de sobra en todos sus envíos.
A día de hoy, con la creciente implementación de la tecnología en el béisbol, habría sido deleitante saber a cuántas revoluciones por minuto rotaba su slider o el tenedor antes de hacer tantos estragos contra la oposición.
Entre los 35 lanzadores que acumularon al menos 2,000 innings en Series Nacionales, Lazo cerró en el Top-5 de más entradas lanzadas por cada salida:
1. Braudilio Vinent, 6.8
2. Julio Romero, 6.7
3. Rogelio García, 6.6
4. José Ibar, 6.5
Norge Luis Vera, 6.5
5. Pedro Luis Lazo, 6.2
Un punto interesante aquí, es que Lazo fue el lanzador con más relevos en esa lista, acumulando un total de 86. Quizás no habrían cambiado mucho sus porcentajes si hubiese tenido la mitad de esos relevos como abridor, pero al menos le habría alcanzado para acercarse al dúo de Ibar y Vera.
De cualquier manera, el punto aquí es que, tanto Lazo como todos los demás ases de la lista, trabajaron a un ritmo muy por encima de todos los demás pitchers capaces de acumular un mínimo de 2,000 innings en Series Nacionales. Y entonces llega otro punto interesante: Los ponches.
Durante toda su carrera, Lazo ponchó a 2,426 oponentes, el 17.8% de los 13,644 que enfrentó, quedándose a 83 K del líder de todos los tiempos, Rogelio García (2,509 K). Con ese porcentaje, Lazo terminó en el sexto puesto entre los 35 pitchers que lanzaron al menos 2,000 entradas en Series Nacionales. Probablemente ese no es el lugar que esperas para un lanzador de poder como Lazo, pero hay dos puntos que influyeron mucho aquí:
1) Lazo fue el segundo lanzador que más bateadores enfrentó en todos los tiempos, por detrás de Carlos Yanes (16,865 BF).
2) Aún creo que no ponchó a más bateadores debido a su ritmo de pitcheo.
Y ahora quizás vuelvas a analizar este argumento: ¿Ritmo de pitcheo? Sí, me refiero a todo: La cantidad de entradas que acumuló, su pensamiento para dominar, su capacidad de ir lejos en cada juego y, por supuesto, esa filosofía de dar poco tiempo a los bateadores para pensar.
Cada una de esas cualidades convirtió a Lazo en un lanzador especial, el tipo de pitcher capaz de devorar entradas e imponer su ritmo de pitcheo contra cualquier equipo oponente.
Si se encontraba contra una ofensiva que no se caracterizaba por esperar lanzamientos, Lazo haría los pitcheos adecuados y avanzaría. Si lanzaba contra un lineup donde abundaba una mezcla de buenos bateadores de contacto y poder, como las Aplanadoras de Santiago de Cuba: Lazo ajustaría su mezcla, buscando evadir el contacto en el momento necesario, pero sin renunciar a su principal lanzamientos: El strike.
Incluso dentro de esos ajustes, me atrevo a decir que Lazo fue un mejor ponchador cuando insistió en ponchar y no resolver el inning con menos pitcheos, algo que no logran todos los lanzadores. Y, al mismo tiempo, agregaría que en incontables ocasiones tiró lanzamientos para darle ritmo al juego, muchas, muchísimas veces, y eso le ofreció una gran oportunidad de sacar outs, pero también benefició a sus rivales y eliminó la probabilidad de que varios turnos llegaran a dos strikes.
Por eso vemos tantas entradas en sus registros, juegos completos y blanqueadas, típicas de pitchers dominantes, sin obviar que también tiene tasas élites de ponches y bases por bolas. Quizás todo se ve mejor mientras reagrupamos a los lanzadores con las más altas tasas de K/9 y al menos 3,000 entradas:
1. Pedro Luis Lazo, 6.70
2. Braudilio Vinent, 5.90
3. Jorge Luis Valdés, 5.69
4. Ciro Silvino Licea, 5.54
5. Jonder Martínez, 5.47
6. Carlos Alberto Yánes, 5.05
Este ranking nos ofrece dos ángulos que deberíamos reflexionar: Cuando ubicas a Lazo entre un grupo de lanzadores con al menos 1,000 entradas, estamos corriendo el riesgo de juzgar su rendimiento contra hombres que tiraron 1,000, 2,000 y hasta 2,500 entradas menos. Pero cuando reagrupas a todos los pitchers con entradas similares, entonces podemos ver algo real: Lazo no sólo fue el lanzador más ganador y uno de los que más innings acumuló, sino también el más ponchador, como indica su tasa de 6.7.
Mientras disfruto estos números que resumen las actuaciones del clásico número “99” de los Vegueros de Pinar del Río, hay una razón por la que este viernes 22 de octubre deberíamos recordar uno de los duelos más esperados a finales de la década de los noventa. Sí, Maels Rodríguez, el “Cacique espirituano” contra Pedro Luis Lazo, o quizás ante José Ariel Contreras, José Ibar, Norge Luis Vera o cualquier otro as de aquellos años.
Eso, simplemente, Maels vs. “cualquier otro as”, porque Maels se convirtió en el lanzador más sensacional de las Series Nacionales en menos de 50 aperturas. Cuando lanzó su 41ra, rubricó el único JUEGO PERFECTO en la historia de las Series Nacionales, un 22 de diciembre de 1999, ganándole 1-0 a Las Tunas en el estadio José Antonio Huelga. Maels saltó al estrellato desde su debut en la temporada de 1997-1998, tras ponchar a 120 bateadores en 108 ⅔.
Dos años después, cuando completó sus primeras tres campañas, había registrado 435 ponches en 390 innings, una cifra récord para la historia de las Series Nacionales. Pero ese fue sólo un preámbulo de lo que vendría: ¡599 K en 456 ¹/₃ IP! ¡Impresionante!
Sus tres últimas series, antes de lesionarse y terminar su carrera fuera de Cuba, aún lucen tan inalcanzables como se pensaba en aquellos años a inicios de este siglo XXI:
40 Serie Nacional: 263 K
41 Serie Nacional: 219 K
42 Serie Nacional: 117 K
Sus dos primeras temporadas con más de 200 K, superan todos los registros de lanzadores que han liderado la liga en ponches, tras quebrar los 208 K registrados por el estelar zurdo Santiago “Changa” Mederos en 1969. De hecho, los 117 strikeouts de Maels en la 42 Serie Nacional, igualan o superan las cifras de ponches de 29 líderes en las 60 Serie Nacionales que se han jugado.
Así que ya puedes imaginarte algunos números realmente increíbles: Maels terminó su carrera con 938 innings acumulados, y una tasa intocable de 11.0 K/9. Entre los 181 lanzadores con al menos 900 innings en Series Nacionales, el ex relevista de los Vaqueros del Habana y actualmente lanzador de los Cazadores de Artemisa, José Ángel García, quien acumuló 9.1 K/9, es el único con una tasa cercana a los 10.0 K/9.
Entonces, creo que ni siquiera necesita presentación cada recuerdo de un duelo Males vs Lazo. Por el team de casa, Maels, con el poder de su combinación de bola rápida sobre las 96-98 mph—incluso marcó más de 99 y 100 en varias ocasiones— y slider, que dejó a sus oponentes en sólo .177 durante toda su carrera. Y, por los visitantes, el imponente “Rascacielos pinareño”, el as más ganador de todos los tiempos, con 257 victorias en 20 temporadas.
Y como adelanté aquí, este viernes es un día especial, porque estaré recordando el único duelo donde hubo un vencedor entre ambos. Sí, fue la noche del 22 de octubre de 1998, un duelo que precedió el éxito de los Gallos por 3-1, con el diestro Yovany Aragón en el box.
La última aparición de Lazo en Series Nacionales había sido en el Juego 5 de la final contra Santiago de Cuba, cuando completó una joya de pitcheo durante los nueve innings, encabezando el éxito por 2-1 que le dio el campeonato a Pinar del Río. En esa sexta apertura, Lazo cerró con marca de 4-2, 2.26 ERA en la postemporada de 1998 y un récord aún vigente de cinco juegos completos—Norge Luis Vera lo empató, tres series después—.
El reto de Maels sin dudas era más exigente: Le tocaba enfrentar a un poderoso lineup de Pinar del Río, con sólo dos bateadores sin grandes impactos: El leadoff, Juan Carlos Díaz (CF) y el noveno bate, Renier Capote (SS).
La tanda del 2do al 8vo era difícil de atravesar:
Luis Enrique Gavilán (1B): Fue un bateador zurdo de buen tacto y oportuno, al punto de que promedió .306 entre 2001-2003 con corredores en posición anotadora.
Juan Carlos Linares (LF): Registró 123 OPS+ en más de la mitad de su carrera, con promedios por encima de los .300 y .400 OBP. Era un bateador zurdo de gran contacto y muy oportuno.
Omar Linares (3B): Uno de los más grandes peloteros cubanos de todos los tiempos.
Yobal Dueñas (2B): Lideró la liga aquel año, con .418/.500/.626, y poseía uno de los swings más impactantes que vi. Un golpeador de líneas salvajes.
Lázaro Arturo Castro (BD): Produjo 95 carreras en aquella temporada.
Daniel Lazo (RF): Un respetado slugger y gran remolcador de carreras, que bateó 73 jonrones y produjo 289 RBIs entre 1999-2003.
Yosvany Madera (C): Excelente cátcher, con un respetable brazo y poder ocasional. En la temporada de 1998, promedió 107 OPS+, con siete jonrones y 36 RBIs.
En cambio, Sancti Spíritus tenía un equipo que bateó apenas .238 en la temporada anterior, con 2.3 carreras por juego. Sin embargo, Maels marcó la diferencia: Tiró las nueve entradas, ponchó a ocho rivales y controló cada situación donde Pinar del Río intentó aprovechar algunos de sus cinco boletos. Sus únicas complicaciones fueron en el sexto y el noveno innings, pero logró imponerse. Tras un ponche a Díaz y rolling-out de Gavilán, los hermanos Linares se le embasaron—Juan Carlos con cohete al center y Omar por boleto—. Pero Maels rápidamente acudió a su principal arma de exterminio, la velocidad, y ponchó a Yobal Dueñas para cerrar el sexto capítulo.
En el noveno, también después de dos outs, Yobal le ganó la base por bolas y Lázaro Arturo Castro lo llevó a tercera con hit al right. Sin embargo, Daniel Lazo cedió un rodado al short que terminó el partido. Por su parte, los Gallos, aunque no hicieron mucho contra Pedro Luis Lazo, lograron lo suficiente: Dos carreritas. La primera fue totalmente sucia, por un tiro desviado del torpedero Renier Capote, que le costó tres bases. Con Eliecer Valera en tercera, el noveno bate Omar Arrozarena sonó sencillo al center para abrir el score 1-0 en el segundo inning.
La otra carrera fue fabricada en el séptimo, con un squeeze play suicida del segundo bate, Ixis Valle, que le abrió las puertas del plato a Valera. Lazo golpeó al siguiente bateador, Ruperto Zamora, y luego eliminó al cuarto bate, Mario Antonio Zulueta, con elevado al cátcher.
Tiró siete innings, admitió igual número de hits, ponchó a seis y terminó siendo derrotado por única vez en su carrera en un duelo contra Maels Rodríguez.
Desde entonces, han pasado 23 años, pero aún los recuerdos de ambos diestros son inolvidables. ¿Cuál es la principal razón? Sí, no es sólo Maels vs Lazo, es Maels y Lazo contra cualquier rival, porque siempre que los escojamos para llevarlos al terreno de la comparación, será un duelo ilustre entre ases de todos los tiempos en la historia del béisbol cubano.
(Foto: BaseballdeCuba/Archivo)