Matanzas 4, Granma 3: Lecciones del juego inaugural
Analizando el desafío inicial de fuerzas entre los Alazanes (campeones) y los Cocodrilos (subcampeones).
Por Yirsandy Rodríguez Hernández | Especial para Play-Off Magazine
Después de 294 días de espera para escuchar la voz de playball en el béisbol cubano, el match Granma vs. Matanzas revivió las emociones de la fanaticada beisbolera de regreso al estadio. Dos de los equipos más poderosos de la liga, campeón y subcampeón actual, brindaron solo un adelanto de lo que podrían traer a lo largo de esta 61 Serie Nacional.
Tras los primeros 50 lanzamientos combinados por ambos abridores en el inning de apertura, los diestros César García (26) y Noelvis Entenza (24), parecía que sería una tarde donde predominaría el poderío ofensivo: Se anotaron cuatro carreras—dos por bando—, ayudadas por la producción de siete hits, dos extra bases y 11 bateadores embasados.
El leadoff de los Cocodrilos, Aníbal Medina, se inscribió en los libros de récords del día inaugural, con un jonrón al primer envío de César, y los Santos, Roel y Raico, comenzaron a hacer estragos en las almohadillas del parque Mártires de Barbados. Sin embargo, la euforia ofensiva que amenazó con devorar tanto a César como a Entenza, comenzó a disolverse cuando ambos abridores tomaron su ritmo.
Al final, los Cocodrilos de Matanzas lograron el éxito por 4-3, en un juego donde los actuales campeones nacionales estuvieron delante únicamente tras el doble de Osvaldo Abreu en el final del quinto capítulo. A nivel general, el match Matanzas-Granma devolvió la emoción de disfrutar el pasatiempo nacional y, aunque fue solo un juego, ambos equipos ofrecieron un adelanto sobre las potencialidades que proyectan colocarlos en la élite de esta 61 Serie Nacional.
Así lo demuestran estas cuatro lecciones:
1. El talento de Naykel Yoel Cruz
No es tan fácil dominar de 16-1 a la tanda de los Alazanes de Granma, pero Naykel Yoel Cruz se impuso este domingo en el día inaugural. Cuando el mánager Armando Ferrer lo necesitaba, el talentoso zurdo de 22 años frenó el ímpetu de los granmenses, dominando a Raico Santos en rolling lento a tercera antes de ponchar a Guillermo Avilés.
Sin embargo, a diferencia de la postemporada pasada, Naykel encontró su ritmo. Lanzó strikes en el 65% de sus 69 lanzamientos al pentágono y retiró al primer bateador del inning en las cuatro entradas que inició. Sí, el potencial que le permitió a Naykel entrar en la élite de los ponchadores durante esta últimas dos campañas, también podría expandirse:
Top-10 de SO%+ en las últimas dos campañas (lanzadores con un mínimo de 80 innings)
Este debe ser un gran año para Naykel, luego de lucir como el principal lanzador del equipo Cuba Sub-23 y traer proyecciones que adelantan un posible salto de nivel. Y creo que esto fue lo más interesante dentro de su dominio: Ponchó a sólo tres bateadores, pero no regaló boletos.
Por momentos, parecía como si su euforia de querer ponchar se tradujera en esa propia agresividad, pero buscando lanzar más strikes y estar delante en la cuenta. Ese fue uno de sus grandes problemas en la pasada campaña: 68 strikeouts, pero 54 bases por bolas, arrojando altas tasas de 7.2 K/9 y 5.7 BB/9.
De cualquier manera, los boletos afectan a los lanzadores y más en una liga como la cubana, donde existe un reglamento de descanso obligatorio por diferentes acumulaciones de picheos.
Si Naykel logra extender esta primera versión de 2022 en la mayoría de sus actuaciones, la mezcla de su bola rápida, la slider y el cambio de velocidad parecen suficientes para irrumpir entre los principales ases de la liga.
2. La presencia de Erisbel Arruebarena desde el inicio será clave en el lineup de los Cocodrilos
Tras liderar la liga con 19 jonrones en la 59 Serie Nacional, Erisbel Arruebarena acumuló solo 26 visitas al plato durante la pasada campaña. Por varias razones, entre lesiones y contratos internacionales, “El Grillo” se incorporó para la postemporada de Matanzas, donde terminó promediando línea de .167/.286/.500, con cuatro jonrones, ocho remolcadas y 11 ponches. Aunque Arruebarena le costó trabajo ajustarse, sin dudas su presencia en el lineup fortifica el poderío, tanto ofensivo como defensivo, de los Cocodrilos.
Este domingo, en el juego inaugural, “El Grillo” demostró una vez más su nivel por encima de la liga, tras conectar un doble y remolcar par de carreras—aunque cometió un error en fildeo—.
Ambas empujadas fueron claves, primero para poner el score 2-0 en el capítulo inicial, y luego con un cañonazo que igualó el match 3-3 durante la parte alta del sexto después de dos outs. Sin Arruebarena, los Cocodrilos fueron cuartos en jonrones (55), oncenos en slugging (.413) y décimos en OPS (.804) durante la temporada regular de la 60 Serie Nacional, dividendos que cambiarán si el slugger cienfueguero se mantiene saludable y estabiliza su diabetes.
3. Los “Santos” siguen siendo el alma del juego de los Alazanes
No hay dudas de que el lineup granmense tiene el poder suficiente para aportar producción más allá de los “Santos”, Roel y Raico, pero sin dudas la dupla de primos se ha convertido en el alma de los tricampeones. ¿Aún recuerdas cómo destrozaron el picheo de los Cocodrilos el año pasado?:
Se combinaron de 29-19 ¡.655!, con 14 anotadas, 14 empujadas, 11 boletos, dos dobles, tres jonrones y seis robos de bases en siete intentos. Tanto Roel como Raico, son igual de peligrosos en cualquier situación de juego, así que lo más razonable es evitar su llegada a las bases y el rocío de sus conexiones. Este domingo la dupla de Noelvis Entenza y Naykel Yoel Cruz logró frenarlos, después de que construyeran una carrera en la primera entrada.
Los Alazanes cuentan con uno de los lineups más poderosos de la liga, incluso dándose el lujo de tener a Lázaro Cedeño y Darién García como suplentes, par de bateadores que serían titulares en cualquier otro equipo.
Osvaldo Abreu es un segundo bate con habilidades especiales para poner la bola en juego. Guillermo Avilés sobresale una vez más como el principal bateador de poder, junto a la astucia de Carlos Benítez para resolver turnos al bate en situación de clutch.
La irrupción de Guillermo García e Iván Prieto evitan fisuras en la parte baja de los primeros siete turnos al bate, suficiente en una liga donde el nivel del picheo de los Cocodrilos no abundará. Sin embargo, me atreveré a decir que, cuando rara vez no produzcan los Santos, el ritmo ofensivo de los Alazanes pierde un poco de efecto y emoción.
4. Sin Lázaro Blanco ¿César García puede encabezar la rotación de los Alazanes?
Por supuesto: No hace falta recordar que los Alazanes no tienen cómo reemplazar el impacto de Lázaro Blanco al menos para 2022. En caso de que aún te queden dudas, basta con recordar un par de número de la pasada postemporada: Blanco terminó acumulando marca perfecta de 5-0, y el resto de los lanzadores del staff con 6-6.
Sí, hay hombres que pueden marcar una gran diferencia y, para Granma, Blanco era uno de ellos. Pero ahora los Alazanes no contarán con el as que ganó (40) el 71% de sus 68 aperturas, siendo pieza clave en los tres títulos alcanzados durante el más reciente lustro.
En su lugar, el mánager Carlos Martí no ha confesado quién estará como abridor No. 1 la mayor parte de la temporada regular, pero haberle dado la pelota al diestro César García en el día inaugural dice mucho sobre sus planes futuros. Y creo que la decisión sería razonable.
García, de 30 años, ha sido una figura secundaria de gran impacto en el staff de los Alazanes. Mi definición de “secundaria” responde a que, durante su carrera, ha rotado entre los puestos de tercero y cuarto abridor del equipo. Detrás de Blanco, el zurdo Leandro Martínez, de 42 años, aún sobresale como un titular de rango en el staff, pero quizás comience a cambiar su protagonismo.
Este domingo fue un buen momento para probar ese ajuste, y César García ha demostrado que puede asumir el reto, al quedar como el abridor más dominante del equipo. De hecho, su rendimiento respalda esa afirmación, pues García exhibía marca de 25-19 y 3.56 PCL en 386 ¹/₃ innings (59 aperturas) en las últimas cinco series.
Una vez más, su apertura mantuvo a los Alazanes al alcance del juego: César tiró seis entradas, admitió cuatro carreras y regaló sólo dos boletos con igual número de ponches.
Básicamente, César mantuvo su ritmo tirando strikes, pero dos de esos envíos se convirtieron en par de costosos deslices: Cuando intentó atacar la zona e irse por delante en el conteo contra Aníbal Medina y Eduardo Blanco.
El resultado de ese par de disparos derivó en la mitad de las carreras de los Cocodrilos, producidas por dos jonrones solitarios. César se repuso después del primer inning, arrojando promedio de 13.5 picheos por entrada.
Sin embargo, esta vez los Alazanes no pudieron desatar su ofensiva de respaldo: Los Santos se fueron de 6-0 en el resto del juego después de producir la primera carrera, Avilés falló par de veces con corredores en posición anotadora y, sin el doble remolcador de Abreu en el quinto episodio, el lineup granmense hubiera recibido ocho ceros en fila.
Si los Alazanes buscaban reacciones interesantes en esta primera apertura del año, podría decirse que encontraron otra buena respuesta de César a pesar de la derrota.