Recordando un clásico memorable del béisbol cubano: La victoria épica de Industriales vs. Villa Clara en 2010
—Retrospectiva del clásico Industriales vs Villa Clara, quienes disputaron un Juego 7 para la historia en la Final de 2010.
A partir de este momento, solo intenta recordar… ¿Dónde estabas la madrugada del 1 de abril de 2010, hace ya una década cuando Industriales y Villa Clara se desafiaban buscando una victoria épica en el único Juego 7 que se extendió a extra innings?
Si amabas el béisbol y tenías uso de razón para entender lo que estaba sucediendo, posiblemente ahora recuerdes cuál fue tu reacción cuando Germán Mesa, el manager de Industriales, envió al montículo al joven relevista zurdo Joan Socarrás el día decisivo de la 49 Serie Nacional.
Pasadas las 12 de la noche del 1 de abril de 2010 y, hacía apenas algunos minutos, en el estadio Augusto César Sandino era prácticamente imposible resistirse a la algarabía ensordecedora cuando Yandrys Canto bateó un jonronazo por el right-center frente al relevista Brian Ruiz, para empatar sensacionalmente el score 5-5.
“Yo estaba muy nervioso”, le recordó Odrisamer Despaigne a BaseballdeCuba.com, quien cerró con 3-0 y 2.08 de efectividad durante cuatro aperturas en aquellos playoffs de la 49 Serie Nacional, sin admitir jonrones contra 112 oponentes.
“En ese último juego, la verdad puedo decirte que yo estaba bien nervioso”, rememora Despaigne, el titular de la rotación que dirigió el manager Germán Mesa.
“Hay una anécdota inolvidable para mí sobre ese final, cuando Villa Clara empató con el jonrón de Canto. Recuerdo que Serguey Pérez vino hasta el banco y me dijo que los fanáticos por el rightfield estaban diciendo que en el televisor comentaron que, como habían pasado las 12 de la noche, ya era otro día, y tanto Freddy Asiel Álvarez como yo podíamos lanzar. Cuando escuché eso, fui corriendo hasta donde estaba Germán, y le pregunté si eso era cierto, pero me dijo que no”.
Para ese decisivo Juego 7, Industriales no tenía disponible a sus principales relevistas y dos de los abridores que encabezaron la rotación, el propio Odrisamer, el zurdo Ian Rendón y los relevistas Armando Rivero y otro siniestro, el cerrador Yohandry Portal. En la victoria del Juego 6, Rivero (5 ⅔ innings) y Portal (2 ⅓) se encargaron de cubrir las últimas ocho entradas, ya que Rendón explotó, admitiendo tres carreras en apenas un inning.
“Yo le insistí a Germán que estaba listo, pero me dijo que no estaba entre los elegibles, aunque el juego había llegado al otro día (1 de abril de 2010)”, revela Odrisamer. “Y entonces fue cuando le aconsejé que pusiera a relevar a Socarrás, pues venían tres zurdos de manera consecutiva”.
Luego de dos outs en el final del octavo capítulo y el juego atado 5-5, Leonys Martín sacudió sencillo de línea al rightfield contra el relevista Alexei Chorot, quien intentó dibujar una curva mansa sobre la rodilla del cátcher (Frank Camilo Morejón) en la esquina de afuera.
Con Leonys en primera, que se había robado ocho bases en igual número de intentos durante todo el playoff de 2010, los bateadores zurdos de Villa Clara se estaban preparando para aprovechar su velocidad y la oportunidad de empujarlo tras dos outs. Sin embargo, Germán escuchó el consejo de Odrisamer Despaigne: “Le dije que pusiera a Socarrás porque, a pesar de haber sido nuestro lanzador más joven del staff ese año, estaba acostumbrado a lanzar juegos bajo presión. Socarrás había sido el principal lanzador de Cuba en los juveniles, y sabía lo que era subir a la lomita manejando la presión de un juego clave. Lo había hecho contra Estados Unidos antes de llegar a la serie.
“Sí, parecía una locura para muchos, pero ahí estuvo el resultado: Germán me hizo caso”.
Eran las 12:11 de la noche justo cuando Joan Socarrás subió al montículo del Sandino, un cambio que, posiblemente, había sorprendido al propio joven de 19 años (los cumplió cinco días antes del match final). ¿Recuerdas aquel momento? Apenas el cuarto Juego 7 en la historia de 22 postemporadas en el béisbol cubano… Industriales buscando salir del atolladero en un episodio donde comenzó con ventaja de 5-2, a seis outs de obtener su 12do título en la historia… Germán Mesa, dirigiendo tras no clasificar en su primer año como manager, 5,863 días y 16 temporadas luego de haber contribuido a que los Industriales de 1994 forzaran el Juego 7 en el mismo escenario de Santa Clara contra la legendaria “Maquinaria Naranja” de los noventa.
Si batallaste contra el sueño delante del televisor o escuchando la radio intentabas resistirte, o viviste el momento histórico en vivo y te dejaste llevar por los incontenibles gritos de emociones en el Sandino tras el empate de Villa Clara; si seguiste la 49 Serie Nacional pendiente a los playoffs desde cualquier rincón, posiblemente habríamos estado conectados en un punto de la interminable noche del 31 de marzo y aquella madrugada del 1 de abril de 2010: El movimiento de enviar rumbo a la colina al ex juvenil Joan Socarrás, fue tan impredecible como sorprendente.
Recuerdo que levanté la vista y alguien me tocó por el brazo derecho mientras escribía mis notas en el palco de la prensa, cerca de los peñistas de Industriales. Los aficionados apilados detrás de mí, se acercaron y me preguntaron quién era Socarrás, esos mismos fanáticos que, durante buena parte del año habían seguido a los Industriales. Yo levanté la cabeza y miré hacia el box, donde estaba Socarrás, y al instante también me sorprendí.
No había mirado al bullpen desde que Chorot fue extraído por Germán, mientras plasmaba todos los cambios en mi hoja de anotación. A memoria, les recordé a los fans de los “azules” que Socarrás había dejado récord de 11-0 en la categoría 15-16, pero en su trance a la Serie Nacional, pasó deficiencias debido al descontrol.
Durante la temporada regular de la 49 Serie, Socarrás tiró 34 bases por bolas y ponchó a 26 bateadores. En noviembre de 2009, había comenzado en la rotación de abridores y realizó nueve aperturas en total, pero se fue con marca de 1-5 y 6.75 de efectividad. ¿Cuáles eran los buenos augurios? Cierto: Hacía menos de dos años, Socarrás había sido uno de los principales lanzadores de su categoría en 15-16 y los Juveniles, dejando resultados interesantes de dominio. Y, entre sus discretos números durante la temporada 2009-2010, donde los 162 oponentes que enfrentó le batearon apenas .270 —aceptable para una tasa altísima de 9.5 boletos por cada nueve innings—, había sido su dominio limitando a los bateadores zurdos (.217 de promedio).
Pero, aun así, mientras el joven y prometedor zurdo capitalino tiraba sus lanzamientos de calentamiento, no pocos fanáticos de los Leones reflejaban el desconsuelo en sus rostros. Germán le dio otro voto de confianza a Socarrás, quien venía de un relevo inefectivo, cuando soportó hit clave de Ariel Borrero en el Juego 5.
Asumiendo las críticas como manager, regresó pacientemente al dugout, haciendo caso omiso a quienes chiflaron por su decisión. Fue arriesgado, sin dudas, pero contra los siguientes 10 bateadores, Socarrás demostró que, más allá de su apariencia, luciendo unas gafas tildadas de extravagantes, podía lucir su talento: Sorprendió a Yuniet Flores con una bola rápida (89 mph) alta, que el segundo bate villaclareño no pudo alcanzar. ¡Strikeout! Juego 5-5, enviado al inicio del noveno.
“El empate en ese inning fue algo que no esperábamos”, recordó Enrique Díaz, quien jugó ese año con Metropolitanos, pero estaba en el dugout de Industriales apoyando a sus compañeros. ‘La Bala de Centro Habana’, el otrora primer bate capitalino y Rey del hit y las bases robadas del béisbol cubano en todos los tiempos, intentó levantar el ánimo en el dugout.
“En situaciones como esas no se puede decaer ni buscar culpables, es solo seguir adelante. Es un juego. Había que buscar salir de ese inning y seguir batallando”, recuerda Enriquito sobre aquel inolvidable partido.
El hombre que decidió la 43 Serie Nacional haciendo historia con un doble de oro contra Villa Clara en el Latinoamericano, aquel jueves 8 de abril de 2004, 18 años después del sensacional jonrón de Agustín Marquetti contra Rogelio García en 1986, confesó que “reponerse de ese momento del empate fue el gancho para ganar el campeonato”.
“Recuerdo que estábamos hablando sobre la efectividad de Canto al primer pitcheo, y no demoró en cazar la primera bola”, recordó Enriquito.
“Pero nos repusimos. Ese instante fue decisivo, porque cuando recibes un jonrón así parece desplomarse todo, pero los muchachos se apoyaron y siguieron peleando. La actuación del ‘Soca’ (Joan Socarrás) fue clave”, valora Enriquito sobre el momento de alta tensión donde los Azules buscaban salir de aquel fatídico inning para seguir soñando con su 12da corona en Series Nacionales.
“Socarrás llegó y frenó a los impetuosos villaclareños. Eso era lo que necesitábamos”, aseguró Enriquito.
De ahí en adelante, Socarrás manejó la presión como un coloso encima de la lomita, al punto de ponchar a cinco, la mitad de los 10 rivales que enfrentó para completar faena de 2 ⅓ inning. Ante más de 20,000 espectadores y un mar naranja que predominaba entre la diversidad de los colores dentro del parque Augusto César Sandino, pendientes de todos sus movimientos, Socarrás dibujó un cero de leyenda en el final del noveno, cuando Villa Clara llegó a tener la posibilidad de ganar el campeonato en las piernas de Ariel Borrero en segunda base.
Tras ponchar a Andy Zamora (no le tiró a una bola rápida hacia la esquina de afuera), sentenciado por el umpire principal Elber Ibarra, Socarrás se cuidó de Borrero, quien le negoció base por bolas. Pero luego le abrió con recta al centro a Ariel Pestano, mostrando coraje para iniciar delante en la cuenta. Cuatro pitcheos después, Pestano, todo un veterano acostumbrado a momentos ardientes encima del plato, no persiguió una recta afuera (86 mph) y se montó en cuenta de 3-2.
Pestano salió del cajón, hizo un swing mirando hacia sus manos con el bate empalmado y entró lentamente. Alexander Malleta se acercó al montículo con el mascotín tapándole los labios y le dio un consejo a Socarrás, quien dejó saber un sí con la cabeza y volvió al centro del diamante. ¿Qué sucedió en otro turno clave donde el joven zurdo cargaba toneladas de responsabilidad? Socarrás lanzó una curveball de 71 mph, que enredó el swing perdido de Pestano, quien se fue frustrado, golpeándose con el bate en su casco.
Con dos outs una vez más, Ramón Lunar se embasó por una pifia de Alexander Malleta, buscando un bounce entre primera y segunda, y los “naranjas” del manager Eduardo Martín colocaron la victoria a 180 pies del home. En esa situación, Dian Toscano, un joven bateador zurdo que no tenía empujadas tras 11 turnos durante su carrera en playoff, entró a la caja de bateo buscando darle el ansiado campeonato a Villa Clara, tras 15 años de espera.
¿Seis pitcheos más tarde?: ¡Strikeouts! Una curveball escurridiza a 60 mph, que Toscano no pudo alcanzar mientras rotaba del centro de home hacia afuera. ¡Socarrás lució inmenso de nuevo!, tirando el cero que, definitivamente, se convirtió en el punto de irrupción para que Industriales rompiera el empate 5-5 en el inicio del décimo.
Rudy Reyes abrió con sencillo a lo corto del jardín derecho, un elevado difícil de atrapar, que picó entre el intermedista Yandrys Canto y el rightfielder Andy Zamora. Leonys Martín se movió rápidamente y tiró a primera, intentando sorprender a Rudy, pero su disparo errado fue incontrolable por Ariel Borrero. En su turno anterior, Rudy había intentado retar el brazo de Leonys, haciéndole señas con la intención de seguir hacia segunda base. El amago no fructificó, y lo que realmente quería Rudy era preocupar a Leonys, lo cual logró finalmente iniciando la décima entrada.
Sin outs, el score 5-5 y los Industriales con la carrera de la ventaja en segunda, Germán Mesa se acercó al plato para consejar a Stayler Hernández, el bateador en turno contra el zurdo Misael Siverio. Villa Clara tuvo la oportunidad dorada de dejar al campo a Industriales en una situación ciertamente ventajosa, y no pudieron decidir el juego. Stayler, quien asumió la titularidad tras la lesión de Carlos Tabares y se convirtió en un bateador clave a lo largo de la postemporada, tenía la oportunidad de ser el héroe para los Azules.
Como le recomendó Rudy (corriendo desde segunda), Germán, y el resto de sus compañeros en el dugout, Stayler no se apuró. Dejó pasar una curveball pegada de Siverio, a quien ya le había bateado de 3-2 con un jonrón y tres remolcadas en sus últimos dos enfrentamientos. Un pitcheo después, el breaking ball de Siverio no pudo evadir el swing de Stayler, quien haló a gusto y conectó un elevado a los confines rightfield. El batazo de oro fue incapturable, y la pelota rebotó más allá de las cercas al primer bounce.
¡Se rompió el empate! ¡Industriales 6, Villa Clara 5!
“¡Increíble!”, así lo calificó Odrisamer Despaigne, quien este miércoles recordó cada momento de aquella victoria épica mientras se despertaba en Korea. “Recuerdo todo lo que pasamos, y cómo Cuba completa disfrutó ese Juego 7, con un final tan especial”.
Rayko Olivares remolcó la séptima de los Azules, con fly de sacrificio al right frente al relevista Yuliet López, y aquella imagen de Stayler pisando el home del Sandino con los brazos en alto ha sido icónica no solo para los fanáticos de Industriales: Me atrevo a decir que, tras esta primera década desde aquel imperdible momento, viajará en el tiempo como uno de los instantes más memorables del béisbol cubano.
Para Industriales, fue el guion perfecto de una temporada completa bajo el ardiente sol en el “Coloso del Cerro” —en espera de nuevas luminarias—, sin sobresalir como favoritos a conquistar el título durante el circuito regular.
En un largo y espinoso camino donde sufrieron las lesiones de jugadores claves como Carlos Tabares (intentando capturar un fly contra el equipo Habana), Yohandry Urgellés (aquejado de hepatitis), Roberto Carlos Ramírez (se quebró la rodilla), Juan Carlos Torriente (se lesionó el tobillo doblando por tercera en un juego contra Santiago de Cuba) y Frank Monthiet (quien presentó molestias en su brazo de lanzar). Pero, aun así, los Azules no se dieron por vencidos.
Eliminaron a los Vegueros de Pinar del Río cuando parecía que el último tercio de los 90 partidos era demasiado corto para un repunte final, con el sencillo productor de Irait Chirino frente a Yoanis Yera en el Juego 89.
Hubo momentos difíciles, pero también otros que recompensaron el estrés de la fanaticada azul, como el jonronazo de Stayler contra Hinojosa, el Grand Slam de Serguey Pérez ante el zurdo Raudel Lazo, para dejar al campo a Pinar del Río y comenzar una barrida decisiva. Ya en los playoffs, tras la riña tumultuaria donde terminó sancionado Lisban Correa en Sancti Spíritus, el Gran Slam épico de Rudy Reyes contra Ismel Jiménez, uno de los indiscutibles ases del pitcheo a nivel nacional durante todo el año.
¿Recuerdas el fildeo de Rayko Olivares en el estadio Nelson Fernández, devorando una línea bestial de Michel Rodríguez? Al inning siguiente, el jonrón de Ernesto Molinet habría igualado 5-5 la pizarra, que al final terminó 5-3 en el Juego 1. ¿O el Grand Slam de Alexander Malleta frente a Jonder Martínez en el Juego 2 ante el equipo Habana?
Cada uno de esos momentos definió el camino de un campeón que, al final, a pesar de abrir abajo 0-2, supo ganar y reponerse en el terreno de juego ante un adversario tan desafiante como Villa Clara.
Después de 5 horas y 55 minutos de férreo batallar, Joan Socarrás completó su gran joya de relevo camino a la gloria, ponchando por segunda vez en el juego a Yuniet Flores. Y, luego de ver pasar a 94 bateadores por el plato en 205 estresantes minutos, durante 10 entradas emocionantes bajo la égida de millones de fanáticos del pasatiempo nacional en Cuba y el mundo, Industriales celebró su décimo segundo título en Serie Nacionales.
A día de hoy, 13 años después, quienes disfrutamos de aquel Juego 7, más allá del resultado, recordamos por qué amamos este deporte impredecible, fascinante… ¡béisbol!
(Fotos: Ricardo López Hevia/Granma)