Antes que todo: ¡espero que tengas una Feliz Navidad!
Después de los resultados durante la tarde del pasado domingo, Las Tunas se convirtió en el cuarto clasificado a la postemporada de esta II Liga Élite del Béisbol Cubano (LEBC). Realmente, todo fue cuestión de tiempo: Los Leñadores noquearon por 12-2 a Sancti Spíritus, y este lunes intentarán completar una barrida que podría colocarlos en el segundo lugar de la tabla de posiciones. ¿Cuáles serían las probabilidades? Que Las Tunas consiga su éxito número 21 y, tanto Artemisa como Industriales, terminen perdiendo ante sus respectivos rivales, Matanzas y Santiago de Cuba.
En un triple empate entre Leñadores, Cazadores y Leones, Las Tunas saldría con desventaja por haber perdido la serie ante ambos contendientes. De producirse el empate entre Industriales y Artemisa, los Cazadores tendrían ventaja. La otra variante que podría materializarse es que ganen los Leñadores y los Cazadores, y pierda Industriales. En ese hipotético caso, los Azules quedarían en el cuarto puesto para enfrentar en Semifinales a los Cocodrilos de Matanzas. Sí, una derrota de Artemisa, unida a victorias de Las Tunas e Industriales, colocaría a los Leones en el segundo lugar, los Leñadores serían terceros, y el líder Matanzas esperaría por la visita de los Cazadores en la Semifinal.
Esas son las variantes posibles que se han producido en la disputa por tres de los cuatro boletos a los playoffs, pues Matanzas había clasificado antes de llegar a esta última serie de la temporada regular.
La gran razón por la que Santi Spíritus y Santiago de Cuba están eliminados se debe al rendimiento colectivo en series como visitantes: ambos han perdido 15 de sus 19 decisiones fuera de casa. En gran medida, la ineficiente defensiva de las Avispas les pasó factura: están fildeando para .953, un promedio defensivo sin precedentes en la historia de los torneos de élite en Cuba. De los 71 errores que se les han anotado a Santiago de Cuba —digo esto porque las pifias “mentales” fueron frecuentes y no aparecen en la anotación oficial—, el 80% derivó en carreras inmerecidas para los lanzadores.
Obviamente, ningún jugador quisiera pifiar, aunque el error es parte del juego. Pero, según consta en las estadísticas de esta LEBC, lo peor es que los deslices han sido incesantes en situaciones decisivas. Un error en ocasiones no solo provoca una carrera: también le ofrece oportunidades al rival para extender el inning, lo cual aumenta las probabilidades de anotar.
Aunque la ausencia de refuerzos claves limitó al equipo,* el principal caos de los Gallos llegó por el pobre dominio y durabilidad de la rotación abridora.
*Los abridores Yunier Castillo (zurdo) y Luis Alberto Marrero (derecho) fueron dos elecciones que no pudo utilizar el manager Lázaro Martínez, además de los sluggers Yasniel González y Yasser Julio González, quienes terminaron fuera de juego debido a problemas personales y lesiones, respectivamente.
En ese sentido no hubo sorpresa alguna, al menos si eres lector de mi columna de béisbol. He aquí un fragmento del análisis previo que escribí sobre las probables tribulaciones que podrían enfrentar los Gallos incluso después de reforzarse:
Lo que podría dejar algunas dudas: Las proyecciones de la rotación de abridores. Por supuesto, el éxito de los Gallos no solo dependerá de su rotación. También el trabajo ofensivo y defensivo podría contribuir mucho más como apoyo para los lanzadores. Sin embargo, aun así, la situación de la rotación abridora de los Gallos fue preocupante en la pasada Serie Nacional.
En 75 aperturas, los abridores espirituanos terminaron con marca de 16-26, y más bases por bolas (180) que ponches (142). Permitieron una efectividad de 5.29, con .406 OBP y .824 OPS, muy por encima de los promedios de la liga en ambos parámetros, .380 y .777, respectivamente. De cualquier manera, he aquí el punto más alarmante: los abridores de los Gallos promediaron apenas 3 ⅔ innings de durabilidad. Entonces, ahí está el reto: ¿cómo la rotación de abridores de los Gallos podría extender su durabilidad?
Todo era esperado: no hubo sorpresas con esta rotación abridora de los Gallos que, al final, ha promediado solo 3 ¹/₃ innings de durabilidad y permite 6.37 ERA, además de un altísimo .832 OPS. Si te fijas en las estadísticas individuales, creo que este podría ser el valor más decepcionante: en 39 aperturas, los abridores de Sancti Spíritus han acumulado solo cinco salidas de calidad con 130 innings lanzados. ¿Cinco? Sí, una menos que el zurdo de los Leñadores de Las Tunas, Dariel Góngora. Cuando tienes una rotación que cubre el 41% de los innings del equipo y a menudo debe recurrir al bullpen para aspirar al éxito, el peso recae en la combinación ofensiva-defensiva.
Si ninguno de esos aspectos determinantes brilla, es imposible permanecer junto a la élite. Creo que, haber llegado hasta la última subserie de la liga con posibilidades de clasificar a los playoffs ha sido una gran actuación para estos Gallos.