Adiós eterno al ‘bardo’
Lo difícil no es dedicarte esta historia, sino aceptar que ya no estarás físicamente entre nosotros.
Aún me queda la costumbre de dormir la mañana los domingos, como cuando solía descansar de un ajetreado sábado nocturno de béisbol, para luego recuperarme y disfrutar de la jornada dominical diurna.
Siguiendo esa tradición, normalmente silencio las notificaciones de mis redes sociales hasta que mi adorable esposa Ruth me despierta para desayunar.
Esta mañana tomé el café pero seguí en cama con un poco de resfriado, probablemente debido al brusco cambio de tiempo por estos días. Así que no volví al playball de mis redes hasta pasadas las 11 de la mañana.
Tal vez como le sucede a usted, interactúo en varios grupos de Facebook, WhatsApp, Telegram y Listas de Twitter, por lo que el proceso de leer mensajes es tan divertido como agotador. Eso sí, los mensajes personales siempre tienen la prioridad, y rápidamente toqué para leer un envío de Andy Vargas, uno de los populares narradores que cubre al equipo de Industriales.
En menos de un segundo, entré en shock.
Aunque Andy y yo casi siempre tenemos alguna historia de béisbol o de la vida para sacarnos una sonrisa, prefería creer que su mensaje no era real.
“William”.
Cuando ves que Andy escribe ese nombre, sólo puedes remitirte automáticamente a una persona: William Vizoso Vasallo. Su hermano, colega y amigo, como siempre ha dicho, de miles de narraciones de béisbol siguiendo a los Industriales.
Al instante le escribí a Andy, con el único consuelo de que el mensaje hubiese sido un error, porque vi que le fue reenviado… Pero lamentablemente, sin poder contener su dolor, Andy me confirmó la desgarrante noticia antes de que terminara de preguntar.
Ambos nos quedamos prácticamente sin voz, uniéndonos en un mismo suspiro: El destino nos arrancó de manera sorpresiva a nuestro gran colega y amigo, el inestimable y apreciado narrador-comentarista William Vizoso Vasallo, dándonos otro de esos golpes irreparables.
El hombre amable, servicial, entusiasta, al que nunca escuché decir un improperio dentro o fuera de cabina y nos regalaba en cada transmisión de los Industriales su buena vibra, ha partido a donde sólo hay cabida para los inmortales.
Te vamos a extrañar, hermano. Y dentro de esa nostalgia que sentiremos, no sólo apreciaremos cada una de tus apasionadas narraciones: También sentiremos la ausencia del padre humilde, laborioso, que cada día se esmeró por trasmitir más que bolas, strikes, hits, jonrones u outs. El hombre que, mágicamente, podía combinar su profundo sentimiento poético con la intangible emoción al describir el juego.
Los que escucharon las narraciones por la Radio COCO alguna vez en las últimas 25 temporadas, difícilmente no apreciaron su estilo propio, y la habilidad con que William lograba conectar cada jugada dentro del campo como si todo fuera parte de una misma poesía.
Un día le dije que muchos apreciábamos la dosis romántica que le añadía a la descripción del juego, y quienes lo seguimos, logramos entender por qué dedicaba esa pizca de cubanía entre bolas y strikes.
Sencillamente, Vizoso amaba el béisbol. Adoraba narrar, transmitir, contar, informar, compartir, y describir las emociones desde cualquier rincón del estadio, ya fuera invitándonos a recordar las preposiciones o dando esperanzas a la fanaticada de los Azules con una de sus frases más icónicas: “Industriales está perdiendo… pero por elllll momento”.
“Saludos, Occidente del país”… “Higiene es salud, salud es vida, mantenga la COCO en la sintonía”… “Ciérrele la puerta el vector, ábrasela al fumigador”… “Tirándole, lo ponchó, y para el banco lo mandó”… fueron otras de las tantas frases radiales que William difundió durante años, y motivaron a Reynaldo Taladrid para bautizarlo como “El Bardo” de la narración radial cubana.
Gracias por tus consejos, tu humildad y, sobre todo, por la honestidad y el buen corazón que siempre estuvo a disposición de colegas y amigos.
El día que nos conocimos, cuando tenía apenas 14 años, nunca olvidaré cómo Andy y tú me recibieron en cabina. Cómo confiaron en mi trabajo y me dieron un lugar especial en cada transmisión, que cimentó esta gran hermandad para siempre.
Te vas físicamente, pero tu sonrisa, los recuerdos de tus narraciones y tu legado se quedará aquí, en el corazón de quienes siempre apreciamos tu sencillez de buen hombre, padre y amigo que vivió para hacer el bien.
“Azul es el color del cielo”, “Azul es el color del mar”, “Azul es el que prefieren muchos, y no sólo en la capital”.
Que en paz descanses.
Hasta siempre, hermano.
Mano es el sobrino de William gracias x el escrito se lo hare llegar a mis primas para que lo lean ... Gracias
Yirsandy, I somehow missed this column you wrote last summer when you learned of the death of this radio broadcasting legend in Cuban baseball. This is another part of Cuba's baseball heritage that I really want to learn about -- who have been (and are) the leading baseball writers, broadcasters and telecasters? Thanks again for this touching tribute to the Voice of the Industriales.