Gloria eterna, Darilys
A ti, querida amiga, porque para muchos aún estás presente. Aquí en nuestros corazones: Inolvidable.
Siempre apasionada, amable, risueña, sincera, compartidora, una gran colega y amiga.
Amiga como pocas, de las detallistas y hospitalarias, una mujer admirable en todo el sentido de la palabra. Quienes la conocieron, nunca van a resignarse a la idea de que ya no esté físicamente, regalándonos la genialidad de su talento a través de cada crónica y su incesante brillantez.
Que en gloria estés, querida Darilys.
Octubre 25, 2019.
Habíamos compartido tanto cuando coincidimos en el match entre Industriales y Cienfuegos de esta 59 Serie Nacional que, después de mi despedida, parecía como si hubiéramos disfrutado de una semana entera de béisbol —cuando realmente fueron apenas tres juegos—.
Pero es que, cada inning, cada lanzamiento y cada segundo compartiendo de béisbol junto a Darilys Reyes Sánchez, parecía tener tanta vida y pasión como todas sus crónicas de pelota.
Cuando llegué a la cabina del estadio 5 de septiembre el pasado domingo 18 de agosto, no sabía dónde iba a ubicarme, y apenas quedaban 25 minutos para escuchar la voz de playball. Sin embargo, cuando entré a la segunda cabina y miré a la izquierda, ahí estaba mi gran amiga Darilys, a quien siempre estimé tanto por su raudal de valores: Tajante si de sinceridad se trataba, atenta, valiente, desbordando ese carácter tan agradable como contagioso.
Rápidamente, me invitó a sentarme, ya había separado mi espacio a su izquierda.
“Vamos, qué pasa. Aquí es tu lugar”, respondió al instante, sin dejarme espacio ni para darle las buenas tardes.
Así era Darilys: Rápida, siempre dispuesta a ayudar, incluso si tenía que sacrificar su comodidad. Servicial hasta la médula, cordial, constantemente atenta, sin reparo. A su lado se sentía a cada segundo esa energía que sólo saben percibir los buenos amigos, los de corazón.
“Y si no puedes sentarte aquí (tocando la silla de forro rojo a su izquierda), te pasas pa’ esta (señalando la suya)… tu acomódate, y olvídate de mí”, expresó sin vacilaciones, sin ni siquiera pensarlo, aunque tuviera que quedarse parada.
Corrió su cartera negra y señalando hacia el borde de la silla que estaba a su lado, me invitó a acomodarme. “Dale, que aquí coges tu aire también”, decía sonriendo, y me hizo dibujar otra sonrisa en mi rostro, en medio de la desesperación y el estrés antes del juego.
“Niño, así es como único podemos vernos más allá del ‘Face’”, me dijo mi amiga Darilys, entre pequeñas carcajadas —¿cuándo no?—, antes de soltar su bolígrafo y dejar hasta el hilo de lo que estaba escribiendo en sus notas previas al juego, para darme la bienvenida como de costumbre en cabina. Al instante, le dije “que sus Elefantes clasificarían este año”, y ella, sincera y certera como siempre se caracterizó, me respondió: “Sabes algo, lo dirás jodiendo, pero este es el año ya de recibir una sorpresa como esta”.
Aquella tarde dominical, compartimos tanto del béisbol y la vida, que prácticamente se nos escapaba el gran pitcheo que el derecho Carlos Ramírez le estaba haciendo a Industriales, dejando a los Azules en un hit durante cinco entradas.
“Viste como estamos”, decía Darilys, impresionándome una vez más, por su capacidad de estar al tanto de cada situación del juego y, al mismo tiempo, no perder la cortesía del diálogo. Hablamos de todo un poco, y algo que me cautivó fue su orgullo de madre.
“Del Samue, ni me digas, ese es la candela”, me confesaba sobre su bebé de un añito, con los ojos brillosos mientras pasaba cada foto. Ese mismo día, la historia de Samue que la había dejado perpleja fue una indescriptible muestra de ternura: “Cuando me iba, me echó un elefantico en la cartera. Me quedé sorprendida con las cosas de mi niño”.
Para Darilys, era prácticamente imposible ver el béisbol alejado de su ritmo diario.
Siempre que nos encontrábamos, le decía que, con el permiso de Maily Estévez —otras de las periodistas más profesionales del país—, su estilo, narrativa y perspicacia conformaban una ineludible química para mi gusto como lector del béisbol. Pero sólo la excelencia no era todo lo que encontrabas en cada artículo de Darilys, pues también resultaba fácil percibir su dominio de los términos beisboleros, su sentido del humor bien cubano y, sobre todo, el amor y respeto por una profesión que honraba al oprimir cada letra.
Cuando los Elefantes de Cienfuegos clasificaron a la segunda fase, la felicité vía Facebook, más bien por saber que ambos, ella y yo, disfrutaríamos esas 45 crónicas adicionales. Luego me escribió, comenzando por el: “Jajajajajajajajajajajaja”.
Estaba súper contenta, y recuerdo haberle dicho que me devoré una de sus últimas crónicas, cuando detalló cada momento de uno de los matchs decisivos de los Elefantes.
“Amigo, esto fue histórico, Camilo Ballester lanzó un ‘juegazo’ completo contra los Alazanes y estos chiquillos se han entregado con locura”, me informó orgullosa y sintiendo la victoria de los suyos como pocos logran vivir la pasión del juego de béisbol. Lo mismo sucedió cuando Yusniel Ibáñez llegó a 1000 hits, aunque antes me había escrito contándome una de las historias más divertidas e inusuales que he escuchado, pues a Ibáñez le celebraron el hit número 999, no el 1000.
Así, con esa sensacional manera de contarlo todo, de remitirte hacia un rincón del graderío a través de sus crónicas, desbordando el amor por la escritura y esa habilidad para mantenerte atado a cada historia diaria, me quedé esperando la oportunidad que no volverá: La vida le jugó una mala pasada a mi amiga Darilys Reyes, y este viernes partió a la eternidad, dejándonos con el corazón desgarrado por su terrible muerte.
Cuando recibí la noticia, pensé primeramente en dos de sus grandes amores, su niño y su esposo. Ellos tenían una familia tan hermosa, que sólo de pensar cómo esta tragedia les ha caído encima se me tuerce el corazón.
Hoy, viernes 25 de octubre de 2019, es uno de los días más tristes que estoy pasando desde conocer esta terrible noticia de la muerte de mi amiga Darilys.
Cuando leí la noticia en Facebook no podía creerlo. ¡De pin…! ¿Por qué tiene que ser Darilys, una mujer tan llena de vida, esperanzas, amor, pasión, ideas, proyectos, deseos de vivir y de encantarnos con su bondad y talento?
Al instante, llamé a mi esposa y devastado le comuniqué la terrorífica novedad. Me ha dolido mucho. Medité y pensé en el dolor de sus familiares y, mientras me ubicaba por un momento en su lugar, el pavor me carcomía.
Es la noticia que jamás quieres escuchar y, de igual manera, el suceso nunca fácil de digerir, de grabar, de creer, de entender. Pero así es la vida: Dura y cruel.
Si conociste a Darilys Reyes, sabes qué tipo de persona íntegra y única estoy recordando, para quien nunca sobrarán los halagos. Te lo podría decir cualquiera de sus lectores, pero también cualquier trabajador que ni siquiera haya tenido un diálogo con ella, pues su comportamiento y educación hablaba por sí solo.
Su partida, al menos para quienes la sentimos sin medida, ha sido uno de esos golpes que te sorprenden y, al mismo tiempo, te conducen a reflexionar qué tan dura es la vida.
Este viernes, aun cuando nos dolerá y tal vez para no pocos las heridas nunca cicatrizarán, Darilys Reyes ya no estará físicamente entre nosotros, pero su carisma, el humor, la valentía y seguridad de sus palabras, su sonrisa y su pasión eterna por el béisbol y los Elefantes, quedará grabada para siempre en nuestros corazones.
Mi próximo viaje a la Perla del Sur y cada inning que viviré en el estadio 5 de septiembre, ya no será igual. Espero encontrar el valor para sentarme donde tanto compartíamos en cabina.
Va a ser difícil resignarnos a tu partida, mi querida amiga.
Que en paz descanses y, dondequiera que estés, tu sonrisa siga brillando por siempre.
Sandy, I think you should do more with this story of how many women are now doing primary coverage of so many of these National Series teams! That is really amazing. What kind of training did they have? Did they face discrimination at first, as they took the jobs that were probably long held by men? How have the players reacted and treated them? Tell us more about who these women are, and what else they may cover, or what other writing they do. Wow, this is really surprising to me, how many women they are, and it speaks well for Cuban baseball that these positions covering the teams have been opened to them!
Sandy, how many women journalists are there who are regularly covering the National Series? Have there been more of them in recent years than there were earlier? Your profile here of the late Darilys Reyes Sánchez is beautifully done. She was obviously a real "pro," one who could mix well the important duties of sportswriter, wife and mother. I wish I had known her!