Mi tiempo
Recordando cómo mi pasión por el juego aún sigue encontrando motivos para disfrutar del béisbol en cualquier época, en cualquier momento.
Ya no sé ni cuántas veces me sentí desanimado por no haber visto más pelota. Sí, nacer a finales de los años ochenta, me privó de haberme deleitado con más de tres décadas de Serie Nacionales, donde incontables estrellas hicieron historia en los diamantes del béisbol cubano y las Grandes Ligas.
Particularmente, y quizás usted sienta una sensación parecida, adoro las historias, siento que es invaluable el poder de la lectura, pero siempre que sea posible, no me conformo con imaginarme las historias: Me fascina vivirlas. Sin embargo, mientras pasaban los años, fui siendo más conforme con “mi tiempo”. Disfruté de las hazañas que me contaba mi tío Beto, y me conformé al imaginarlas como si hubiesen sido mis propias vivencias.
Ahora, después de haber visto pasar dos inolvidables décadas, siguiendo a tantos jugadores fantásticos, tras haber cumplido tantos sueños cubriendo el béisbol en todos los principales estadios de Cuba, cada día me siento feliz por lo que he vivido y lo que vendrá.
Mi alma beisbolera se fortalecía con cada lanzamiento de béisbol que vi desde mi niñez. Perseguía desde noticias en el periódico hasta historias tan aparentemente intrascendentes como una sesión del infielders previa a cualquier juego de pelota. Cuando comencé a ir con mis amigos de la primaria al estadio Latinoamericano, a finales de los años noventa, incontables veces llegué solo. Bueno, también, probablemente era el último en salir del estadio, ambas cosas por par de razones: Amaba todo el movimiento, el ambiente, la energía, el antes… el durante y el después.
Si viviste aquellas temporadas a finales de los 2000, puedes recordar varias cosas como estas:
A) Las calles oscuras camino al “Coloso del Cerro” debido a los frecuentes apagones.
B) Los juegos a las 7:35 de la noche, ¿no te suena?
C) La canción de Isaac Delgado, “El Carnaval”, amplificada todos los días en el estadio, y en la televisión para presentar la transmisión del juego de turno—el “Rrrrr” de Isaac, y… “Ajú, ajú”, antes de que pasearan los logos de los equipos en el televisor, ¡inolvidable!—.
D) La entusiasta y exigente afición de ambos bandos en el Latino y, por supuesto: ¡El show de Armandito “El Tintorero”!
¡Oye, qué tiempos!
E) Las pergas de refresco gaseado, las empanadas y las pizzas típicas por los bajos de la puerta No. 3; ¡el café aguado y habitualmente amargo del Chino!
F) Hey, claro, la cola para entrar a los baños y, luego, lo que sigue si entraste alguna vez, pues… Y así, podríamos completar todo el abecedario.
Yo hacía la tarea en la misma escuela, pero además, me aseguraba de dominar el contenido y disfrutar las clases para aprovechar mi rutina de entretenimiento y asumir responsabilidades en el hogar. Llegar a casa y hacer las tareas después de buscar el pan no era opción, porque quería tener la tarde libre para jugar “Al taco”—lanzando y bateando tacos, literalmente, o con pomitos de medicamentos—. Y ese tiempo, mi tiempo, era sagrado. Ya sabes por qué, desde que arrancaba la temporada: Quería estar en el estadio las horas antes que fueran posibles.
Normalmente, antes de las 6:00 PM ya estaban abiertas las puertas. Y, para mi gusto, no importaba que Industriales estuviera de gira, porque los juegos de Metropolitanos también traían suficiente emoción. Eran las últimas temporadas donde se usaban los bates de aluminio—hace más de dos décadas—y aún recuerdo el inconfundible sonido de las conexiones. Llegar al estadio y tener tiempo suficiente para escoger dónde sentarte era un privilegio, pero además, disfrutar del calentamiento y la preparación previa de los jugadores, se convirtió en mi rutuna especial.
Recuerdo que tenía una libreta para cuantificar los jonrones de Kendrys Morales en el BP (práctica de bateo), y las jugadas sensacionales de double play de Germán Mesa y Juan Padilla, durante los últimos años de su electrizante combinación de “short-segunda”. Sentir la sensación de cómo se iban encendiendo las luces, los lineups en la pizarra con letras amarillas en lo alto del centerfield, que memorizaba para saber de antemano quiénes eran los titulares de cada equipo:
56 CF
5 RF
20 BD
25 1B
17 LF
7 2B
53 C
10 3B
11 SS
¿Cómo podría olvidarla?: Esa fue la alineación de Industriales en el Opening Day de la 39 Serie Nacional que, por cierto, le bateó un solo hit al derecho Juan Pablo Echevarría, de Metropolitanos, quien se llevó el éxito por nocaut 11-1.
Te contaré algo: Hubo varios años de mi vida en que contaba cada visita al estadio. Obviamente, tiempo después perdí esa cuenta, pero estoy feliz por haber comenzado mi camino profesional con 14 años. Aún guardo la hoja de anotación de uno de mis primeros juegos.
Ahí vas a ver a un jugador que firmó por $68.5 millones de dólares hace poco más de ocho años y, si no entiendes los números de la anotación tradicional “codificada” del béisbol cubano, lo que debería ser normal, puedo decirte que desde aquellos años Yasmany Tomás golpeaba la bola con notable agresividad. A veces se sentía como si la pelota tosiera y, créeme, la calidad de las bolas de béisbol no era buena. Fueron incontables las ocasiones en que los bateadores las deshilaron, y Tomás parecía estar en la avanzada del descosido.
Mi primer Opening Day como Anotador Oficial, fue el 19 de noviembre de 2004, un viernes espectacular donde Industriales se enfrentó a Villa Clara. Todo fue emocionante, desde escuchar los lineups en la voz de Rodolfo Martínez Antorcha—el anunciador local del estadio en las últimas 32 temporadas—con quien me ha unido una estrecha hermandad de años, hasta platicar de béisbol con los ilustres narradores Eddy Martín y Ramón “Piti” Rivera en el pasillo rumbo al elevador.
He estado en tantos Días de Aperturas, que parece bastante difícil escoger el más especial, pero creo que fue aquel de 2004. Aun así, podría relatarte mi momento favorito de todos los que recuerdo—¡sí, todos!—. Bueno, creerás que exagero: Un año antes, Danny Betancourt blanqueó 5-0 a Metropolitanos, en el inicio de la 43 Serie Nacional, dos días después de un excelente match inaugural donde Villa Clara venció 1-0 a Industriales con jonrón de Ariel Borrero—por el leftfield—contra el zurdo Francisley Bueno.
En la 42 Serie Nacional, viví el juego más emocionante de Opening Day que recuerde, un éxito de Industriales por 8-7 sobre Metropolitanos, con cinco jonrones combinados, el último de ellos conectado por Antonio Scull ante el novato Ramón Cairoz Jr., rompiendo una curveball hasta enviar la pelota a lo profundo del jardín central.
Por cierto, hice bien en ir al estadio porque ese juego al final no fue televisado. Cuando entré por el graderío del rightfield, la aparición de Osbeck Castillo como abridor, me generó confusiones, porque vestía con el número “49”, el mismo que usó dos años consecutivos otro diestro talentoso con los Leones, David Álvarez Pombo.
Osbeck lanzaba una curva exorbitante, y disfrutaba incluso repetirla en cualquier conteo. Era su arma letal, y realmente lograba el efecto que desea cualquier lanzador con su mejor pitcheo: ¡Estresaba a los bateadores! Eso, los desgastaba. Osbeck lanzó siete innings sólidos, mientras Industriales parecía completar una victoria fácil, 4-2. Aún recuerdo un bounce por encima de tercera de Enrique Díaz, que lo convirtió en doble, aprovechando lo lejos que estaba posicionado Michel Fors de la línea de cal del leftfield. Y, al turno siguiente, “La Bala de Centro Habana” bateó un triple de rolling que pasó libremente sin que Alexander Malleta pudiera hacer nada en la inicial por Metropolitanos.
Todavía me parece estar asustado luego de ver cómo un trueno de rolling que conectó el slugger de los Rojos, Michel Fors, se levantó y golpeó en el cuello al torpedero de Industriales, Abdel Quintana, durante el primer inning que lanzó el zurdo Arleys Sánchez debutando con Industriales aquel año. Rápidamente, se llevaron a Abdel en una camilla. Alexis Navarro Alfaro fue el reemplazo defensivo, y se estrenó vistiendo el traje de los Azules con un hit y par de remolcadas.
Sí, han sido incontables vivencias, y aún quisiera tener la dicha de contar muchas más, y seguir disfrutándolo aquí, estimado lector. Espero que hayas recordado algunos buenos momentos junto conmigo, en esta pequeña retrospectiva por “mi tiempo”.
Bueno, eso sería interesante: Déjame saber qué recuerdas de los tuyos.
What a fun column, Yirsandy! You have given us, your readers, a great feeling what Opening Day games are like there. I know I'm going to love the spirit of Cuban baseball when I can get there to follow it from one end of the island nation to the other. I especially feel that way now that you've told me about "the pergass of aerated soft drink" and "the empanadas." I love empanadas! I'm hoping I can have that Opening Day experience in the 62nd National Series next year. I'm going to spend this current season studying all your columns, as a good way to prepare myself. Play ball!